Anónimo

 

Es bien sabido por todo, que si encuentras una lámpara mágica y de esta al frotarla sale un genio; el susodicho genio te concederá tres deseos. Ni uno mas ni uno menos…

Casi todos hemos barajado la posibilidad de pedir otros tres deseos con el último y así una y otra vez hasta saciar todos nuestros más avariciosos y egoístas deseos. Otros por el contrario, poseídos por el espíritu del buen samaritano bíblico pedirían la paz mundial; el fin del hambre, la cura del sida o quizás del cáncer… pero tras gastar sus tres deseos sin disfrutarlos en lo mas mínimo, seguramente se darán cuenta de que debieron reservar el ultimo para pedir otros tres, porque desgraciadamente el mundo tiene muchos mas de tres problemas.

Pero seamos realistas; día a día pocos desean fervientemente hacerse ricos, que el comercio sea justo para los países más pobres o que se cierre el agujero de la capa de ozono. Nuestros días se ven plagados de pequeños deseos insignificantes, como conseguir la entrada para el concierto de nuestro grupo favorito, y que, precisamente por ser deseos, dejamos pasar sin darle importancia, los días pasan y un día escuchando un disco pensamos; “jodeeeerrrr cuanto me abría gustado verlos en vivo”.

Bien, ahora cierra los ojos (mentalmente o no podrás seguir leyendo) e imagina que soy un genio; por que en este instante voy a concederte tres deseos…

1- El poder de realizar tus pequeños deseos. Aun que parezca mentira poner todo tu esfuerzo en cumplirlos suele dar resultado

2- La consciencia de lo que nos rodea. El mundo es enorme, inmenso y sus problemas son tan grandes como él, pero puedes hacer un millón de pequeñas cosas, como apadrinar un niño, reciclar la basura o simplemente ir a conversar un rato con la anciana que tienes por vecina. Un granito de arena no es una montaña pero granito a granito esta se va formando

3- Fe y esperanza. Puedes creer o no creer, ser budista, sintoísta, musulmán, católico o protestante; nunca pierdas la esperanza y la fe en que algo bueno puede ocurrir; puedes pedir tu deseo a las estrellas fugaces o a las velas de tu tarta de cumpleaños pero no dejes de pedirlo y nunca digas nunca, porque las puertas están siempre cerradas, así que no vamos a ponerles además siete candados.

Después de esto pensaras, “pues vaya mierda de deseos, tú no eres hada, ni genio, ni duende, ni siquiera la malvada y egoísta bruja de la dimensión”. Pero cuando sonrías como un bobo por cualquier tontería; cuando pierdas la respiración de tanto reír o cuando caigas en la cama y no des vueltas antes de dormir; piensa que, él que paso toda su vida buscando la lámpara del genio; no hizo nada de lo que hiciste tu y desperdicio su vida buscando algo que no existía.